Los libros que retratan a las grandes parejas
de la Historia
pueden ser interesantes, sobre todo si uno de los integrantes de una de esas
parejas es el militar más temido de todos los tiempos, Napoleón Bonaparte. La
más celebre de sus mujeres es sin duda a la que más amó, Josefina, pero no por
ello deja de ser interesante aquélla a la que siempre mantuvo oculta, que escribió
junto con él una gran historia de amor y que, entre otras más cosas, le dio a su
primogénito.
María Walewska era una noble, y ya señora,
polaca cuando llegó a su muy desgraciado país Napoleón Bonaparte, el hombre más
poderoso del mundo que era visto como poco menos que una divinidad por los
polacos por la razón de que había humillado cuanto había querido a rusos y a
austriacos, sus verdugos.
Cuando Napoleón conoció a María se encaprichó
con ella. Y sin muchos preámbulos pretendió llevarla a su cama. Pero María era
una mujer bien educada, noble pues, casada y con un hijo, y aunque su marido ya
tenía muchísimos años y un pie en la tumba, ella no quería prestarse para ser
la amante pública del Emperador. Pero el pueblo polaco, ansioso de hacerse con tan
poderoso protector, orilló a la joven a convertirse en la amante del gran general.
Con el tiempo nació el amor y también un hijo,
lo cual sorprendió al Emperador, quien, como no había podido embarazar a
Josefina, madre ya de dos hijos de su primer esposo, creía que era estéril.
Pero cuando Napoleón supo que María estaba embarazada, no dudó que el hijo que
esperaba era suyo.
Y aunque se divorció de Josefina, básicamente
porque no le podía dar un heredero, Napoleón no se atrevió a convertir a María
en su esposa ni a Alejandro, su hijo, en su heredero. Para tales puestos tenía
destinada a otra María, pero muy aristocrática ella, Habsburgo para más señas, y
a otro niño, Napoleón, como el padre y, él sí, hijo legitimo.
El destino de María Walewska fue estar a la
sombra de las esposas del Emperador, siempre escondida, dispuesta para
consolarlo en sus derrotas, para amarlo y parar serle fiel como ninguna de sus
esposas pudo serlo. Él era el hombre más extraordinario de su tiempo y ella
sólo era una mujer romántica, él quería el mundo y ella tal vez únicamente a él, por eso
en contadas ocasiones fueron felices juntos.
Napoleón y María
Walewska me ha
gustado. El autor posee un estilo agradable que impide aburrirse. Fue por eso
que decidí buscar más obras suyas y me he encontrado con que fue acusado de
plagio, al parecer de forma bastante evidente, entre otras cosas. Por lo que al
libro se refiere, tiene por allí no pocas erratas, cosa a veces común en los
libros que los editores deberían de esmerarse en evitar.
Al igual que con el libro de la reseña anterior, he visto que éste, para quien quiera hacerse
con él sin salir de casa, está a la venta en Amazon en formato digital.
Otro libro interesante.
ResponderEliminarParece que aquí voy a elegir muchas lecturas y más si encima das la opción Amazon.
Me alegra haber descubierto este lugar, para eso está la red.
Besos
Veo que te gustan los libros de historia, no es mi caso, pero te deseo mucho éxito con el blog.
ResponderEliminarCreo que sí me gusta más la historia que otros temas, pero eso no quiere decir que hablaré siempre de libros de historia.
ResponderEliminarGracias por tus buenos deseos.