Sun Tzu fue un general chino que vivió hace dos
milenios y medio. No está muy claro si ganó muchas batallas, pero por algo
llegó a general, y algunos historiadores sí lo sitúan como un estratega
brillante. Lo que sí está más o menos claro que hizo fue escribir un tratado
sobre el oficio más viejo del mundo…: la guerra. Aunque debido a la antigüedad
del documento siempre habrá controversia.
Lo que es bien cierto es que el texto existe y
que además es magnifico. Ha sido estudiado por militares desde hace siglos para
aprender, básicamente, cómo matar a otros antes de que esos otros los maten a
ellos.
Si analizamos algunas batallas celebres de la
historia, podemos ver que efectivamente los estrategas estudiaron y siguieron
al pie de la letra las enseñanzas de este militar chino. Una muestra clara es la Batalla de Austerlitz,
ganada por Napoleón a los emperadores Alejandro I de Rusia y Francisco I de
Austria. Allí Bonaparte, como recomienda Sun Tzu, fingió debilidad todo cuanto fue
necesario. Después, cuando la situación le era más favorable, demostró su
demoledora habilidad.
Pero no sólo en las batallas de Napoleón puede
verse una clara influencia de Sun Tzu, muchos otros militares han demostrado en
el campo de batalla lo útil de este tratado. Y otros teóricos indudablemente lo
han utilizado para enriquecer los propios. Hace poco reseñé El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, obra en la que puede
verse una clara influencia de Sun Tzu. Lo mismo ocurre, por poner otro ejemplo,
en el libro De la guerra, escrito por
el militar prusiano Carl von Clausewitz. También me he dado cuenta de que
algunos historiadores, en sus obras sobre acontecimientos bélicos, lo ponen en
la bibliografía, creo que para dejar claro a sus lectores que saben de qué
trata una guerra. Por lo anterior es innegable que el librito, porque es en realidad un libro
algo breve, justifica bien sus veinticinco siglos de vigencia.
Sun Tzu nos dice en él que aquel militar que
siga sus consejos ganará la batalla sin duda alguna. Eso, evidentemente, no es
del todo cierto. Si a un general le falta coraje, determinación y sangre fría,
tendrá que ordenar la retirada así tenga un mejor ejército que su enemigo y el
texto de Sun Tzu en sus manos.
No obstante, El arte de la guerra tiene una utilidad extraordinaria para quien
no sólo lo entienda bien, cosa sencilla, sino que sepa valerse correctamente de
él. El libro puede servir hasta para ganar un conflicto de chismes de
vecindario, porque en este mundo toda competencia, por sencilla que sea, es, si
se quiere ver así, una guerra.
Los empresarios, según parece, le hallaron la
utilidad al tratado hace ya bastante tiempo, pero también le puede servir a un entrenador
deportivo, a un profesor que no puede con sus alumnos, a alguien que quiere
divorciarse de su pareja y básicamente a todo el que tenga coraje para
competir.
El
arte de la guerra es un
libro que deberíamos de estudiar todos porque nos ofrece las formas de ganar
una batalla, en cualquier campo, aun no teniendo las armas que hacen falta para
ello. Es una obra imprescindible hasta para los que no quieren jamás
encontrarse en un conflicto, porque a los conflictos rara vez se entra por
gusto, la mayoría de las veces llegan sin ser llamados.
Hola Dorian, he llegado hasta tu blog por medio de la querida Brujilla, y que buena fortuna toparme con tu blog, me han encantado tus reseñas, este libro es uno de mis favoritos, hace un tiempo un buen amigo me lo recomendó y me parece un compendio maravilloso lleno de tácticas y estrategias no solo de guerra,sino de vida, característico de la tradición china.
ResponderEliminarTe sigo ya mismo, para no perderme tus estupendas reseñas, un beso y muy feliz semana.