Un político comúnmente se sirve de lo que tiene a la mano para hacerse el simpático, el inteligente, el bueno, para ganar
popularidad. Muchos usan a su familia si ésta tiene posibilidades de acarrear simpatías.
Eso no me resulta raro, lo raro, o curioso, es que los políticos suelan copiar
los trucos que ya utilizaron otros y que eso quede plasmado en imágenes.
Aquí está Napoleón dominando Europa con la
mente -luego lo hacía con las armas-, mientras su hijo, el príncipe imperial, rey de Roma y futuro
duque de Reichstadt, duerme placidamente. La pintura es tan buena que siglo y
medio después alguien la copió.
En esta imagen vemos a John F. Kennedy
resolviendo la Guerra Fría
desde la Casa Blanca
mientras su hijo se entretiene ajeno a todo aquello. La imagen es una clarísima
copia a la de Napoleón, desde luego.
Pero con Kennedy no terminaron las copias. Medio siglo
después Obama ha creído que es posible hacerlo una vez más.
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